El crecimiento de los dispositivos de comunicación personal, como los ordenadores portátiles, las tabletas y los teléfonos inteligentes, significa que cada vez más personas demandan la posibilidad de controlar más aspectos de su vida a través de una interfaz común.
Al mismo tiempo, la miniaturización de la tecnología de los chips electrónicos hace posible que el frigorífico vuelva a pedir automáticamente la compra cuando los alimentos están cerca de su fecha de caducidad, o que la caldera de la calefacción central le diga a las ventanas que se cierren cuando los radiadores se estén calentando.
De hecho, ya se comercializan productos que permiten a las personas ocupadas controlar la iluminación y la calefacción de su casa a distancia, mientras que las cámaras en miniatura permiten a los ansiosos dueños de mascotas comprobar el bienestar de su gato o perro mientras están fuera.
Este libro blanco examina los riesgos y las recompensas que están disponibles para el instalador de seguridad profesional a medida que la automatización del hogar se afianza.